Se suele decir que cada persona que llegues a conocer sabe algo que tú no sabes. Y es cierto además, que ningún diploma salvaría de la ignorancia suprema a quien solo se mira el ombligo.
ningún diploma salvaría
de la ignorancia suprema
a quien solo se mira
el ombligo.
Se pueden tocar las puertas de infinitas universidades pero si ese saber no está puesto también al servicio de los demás, no nos hará mejores personas. Ser humilde es un valor agregado, precioso, que debemos cultivar.
Somos aprendices y a su vez podemos enseñar, necesitamos y por lógica podemos dar, todos somos parte del problema y al mismo tiempo, de la solución.
En este sentido de horizontalidad, ayudar es ayudarnos.
Esta oportunidad de interacción no solo provoca un enriquecimiento exponencial, se riega de oportunidades el mundo. No escatimemos, entonces, en acciones solidarias, estas son una caricia al alma, reconfortan y multiplican con creces millones de sonrisas.
Es válida la pregunta diaria que se haga carne en nuestros huesos: ¿Qué estamos haciendo hoy por nuestro prójimo?
Por Mónica Petrillo.